viernes, 10 de agosto de 2012

Marcos Santiago Cuautle Aguilar, Maestría en Historia, ICSyH - BUAP

La esfinge del Señor Fray Bartolomé de las Casas. Enigma de solución retórica: Proceso sistémico en la estructuración del bastión regular y misión de Estado expansionista





Presentación: 

Para el responsable de este estudio, existe un imperioso compromiso con la historiografía y su progresión. Si se medita la constitución de la historiografía como resultado tanto del esfuerzo como de la responsabilidad científica, entonces quien redacta la siguiente PRESENTACIÓN pretende operar la ciencia misma, al menos, sin el neblinoso ímpetu nobiliario que tanto ufana y enrarece la objetividad del quehacer de la historia. Por eso, tomo como prioritaria la rigurosidad de la investigación. Así que afronto el tema que me compete con convicción y profundo vínculo social.
En América, México es uno de los países resultado del horror, cuya onda se expandió en cada momento crítico de la sociedad colonial a la Independencia, y de ahí con la Revolución hasta nuestros días de cárteles. Si hablamos de horror, no es para situar al lector en el repetitivo extremo victimario. Todas las tesis que vinculan a México con la destrucción y el sometimiento, eufemizan el pasado —ni qué decir del futuro ridículamente esquematizado a partir de los viejos días de gloria—, pues al decantarse en el crisol humanitarista, alimentan el fuego funcionalista mexicano hasta grados demagógicos.  En cuanto a la destrucción de Las Indias, es imposible negarla, pero por sí sola en nada ayuda a resolver lo que ahora se ha vuelto parodia de la identidad: ni raza cósmica o cultura prehispánica, ni un vivir mejor. De ningún modo planteo que el panorama de desaliento o desesperación nacional —trastornos que en la actualidad parecen generalizados— sean la consecuencia principal de un legado de corrupción y colusión emanado de la desmedida conquista. De ser así, la imagen presuntamente crítica de la temporalidad social de México, se reduciría a una línea fútil de rapiñas interminables. Hay que plantear las cuestiones de la historia de México —y por qué no, de la historia mexicana— desde otro mirador. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario